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  • Foto del escritorVíctor Polanco

El poder de la palabra


Aunque desde la más temprana edad somos educados, en el hogar y la escuela, con respecto al uso del lenguaje, lo cierto es que pocas veces reparamos en la inimaginable importancia que esta vía de expresión y comunicación tiene tanto para nuestro bienestar personal, como para nuestro éxito profesional.

En lo que se refiere a nuestro bienestar personal, debemos comprender que todos los días y a cada momento sostenemos una conversación interior con nosotros mismos. Y, como sucede en nuestras relaciones con otras personas, pueden tomar la forma de diálogos amables, debates apasionados o verdaderos enfrentamientos.

Siempre que encaramos decisiones más o menos importantes para nuestra vida, es con base en dichas conversaciones interiores que enfocamos la situación, evaluamos nuestras posibilidades y elegimos rutas de acción. Son esas conversaciones interiores, pues, las que nos ayudan o perjudican al momento de establecer si debemos o no debemos actuar, si somos capaces o no de hacerlo, y si la situación puede representar una ventaja o una amenaza para nuestro bienestar. Lo que nos decimos y cómo nos lo decimos, literalmente decide el rumbo de nuestras vidas.

Desgraciadamente para la mayoría de las personas, la cultura en la que hemos sido formados privilegia el establecimiento de conversaciones interiores que toman la forma de la duda, el desprecio, la descalificación y el auto castigo. Todo el tiempo nos recriminamos, nos insultamos o nos herimos a nosotros mismos con palabras y juicios que, aprendidos de la sociedad en la que habitamos, hemos incorporado en forma inconsciente. El resultado es tan devastador como terrible, porque literalmente nos convertimos en el peor de nuestros críticos y, ciertamente, en el peor de nuestros enemigos.

Por eso resulta indispensable estudiar y aprender formas de comunicación con nosotros mismos, centradas en la buena voluntad, el cariño, la comprensión, la alegría, la sabiduría y el coraje para ir en pos de nuestros más preciados sueños, y para brindarnos el respeto, la aceptación y el reconocimiento que merecemos.

En lo que se refiere al ámbito profesional, cada día se vuelve más claro el hecho de que los puestos de dirección y liderazgo en ámbitos empresariales, políticos y sociales exigen el conocimiento, posesión y dominio de habilidades expositivas avanzadas.

Para tener éxito en la vida profesional nos vemos exigidos a pasar de un estilo de comunicación y expresión que podemos calificar como reactivo, y que únicamente busca dar respuesta a las exigencias y condiciones del momento presente, a otro de carácter estratégico. Mismo que se caracteriza por la realización de un estudio detallado de los destinatarios o públicos a los que nos dirigimos; por el establecimiento de un mensaje claro, impactante, emotivo e inolvidable; y por el empleo eficaz y eficiente de las herramientas cognitivas, expresivas y expositivas que nos brindan artes como la oratoria, la retórica y la narración o storytelling.

Ya no es un secreto que los mayores líderes políticos, espirituales, empresariales y sociales de nuestros tiempos cuentan con un atributo común: son excelentes comunicadores. Son capaces de hacernos soñar, actuar, cambiar, sentir, desear. Posibilidades, todas estas, que no dependen de la posesión de un don o carisma innato; sino del conocimiento, entrenamiento y práctica de las artes, técnicas, métodos, formatos y estrategias más poderosas de la comunicación. Por lo cual, queda en claro que cualquiera de nosotros, con entrenamiento y diligencia, puede desencadenar todo el poder que secretamente existe en nuestra voz.

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